Del pecado al perdón – La Palabra diz: El alma que pecare, esa morirá (Ezequiel 18:20a) y que el Cordero de Dios, quita el pecado del mundo (Juan 1:29)
Todos hemos pecado. Todos, en algún momento, nos hemos alejado del camino de Dios. Pero la buena noticia es esta: el Señor no nos deja en la oscuridad. Él extiende su mano con amor, ofreciendo perdón, restauración y una nueva vida en Cristo. Este pequeño libro es una invitación a volver al Padre.
¿Qué es el pecado y por qué nos aleja de Dios?
El pecado no es solo hacer cosas malas; es vivir lejos de la voluntad de Dios. El pecado rompe la comunión, nos endurece por dentro y nos aleja de la luz. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23)
El dolor de estar lejos y la necesidad del perdón
Cuando estamos en pecado, el alma lo siente. Hay un vacío, una inquietud, una tristeza silenciosa. Pero Dios no rechaza al corazón arrepentido. Él anhela restaurarnos. “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13)
El sacrificio de Jesús: el perdón que no merecíamos
Jesús vino a buscar lo que se había perdido. Él tomó nuestro lugar, llevó nuestros pecados, y nos dio acceso libre al perdón eterno. Su amor en la cruz es la prueba más grande del deseo de Dios de perdonarnos. Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. (1 Corintios 15:3)
¿Cómo recibir ese perdón hoy?
No necesitas pagar nada, ni merecerlo. Solo necesitas reconocer tu pecado y entregarte a Jesús. Él está listo para perdonarte, limpiarte y comenzar una nueva historia contigo.
Ora con sinceridad:“Señor Jesús, reconozco que he pecado y necesito tu perdón. Gracias por morir en la cruz por mí. Te entrego mi corazón. Lléname de tu Espíritu y hazme una nueva persona. Amén.”
7 versículos sobre el perdón de Dios
1. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados.” (1 Juan 1:9)
Este versículo nos muestra el corazón misericordioso de Dios. No importa cuán lejos hayamos caído, si venimos a Él con sinceridad y confesamos nuestros pecados, Él nos perdona y nos purifica. Su fidelidad no cambia, y Su perdón es una promesa segura para todo aquel que se arrepiente de verdad.
2. “Vete, y no peques más.” (Juan 8:11)
Este versículo revela a graça e a verdade de Jesus. Ele não veio para condenar, mas para salvar. À mulher pecadora, Ele oferece perdão em vez de julgamento, e um novo começo em vez de condenação. Mas também a chama ao arrependimento: “No peques más.” O amor de Cristo nos levanta, mas também nos convida a viver em santidad.
3. “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo.” (Isaías 43:25)
Dios, en Su amor infinito, decide perdonar y olvidar nuestros pecados, no porque lo merezcamos, sino por amor a Su propio nombre. Él no guarda rencor. Cuando nos arrepentimos, Él borra nuestra culpa y nos da un nuevo comienzo. ¡Qué consuelo saber que Dios no recuerda lo que ya perdonó!
4. “El que a mí viene, no le echo fuera.” (Juan 6:37)
Jesús abre los brazos a todos los que vienen a Él. No importa el pasado, el pecado o las heridas: si te acercas con fe, Él jamás te rechazará. Esta es una promesa de amor eterno y aceptación total. Quien va a Jesús, encuentra descanso, perdón y un lugar seguro en Su corazón.
5. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29)
Juan el Bautista presenta a Jesús como el Cordero de Dios, el único capaz de quitar el pecado del mundo. No vino solo a señalar el pecado, sino a carregar con él, a oferecer perdón real y vida eterna. Jesús es el sacrificio perfecto, enviado por amor, para salvarnos
6. “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada.” (Salmos 32:1)
La verdadera felicidad no está en tenerlo todo, sino en ser perdonado por Dios. Quien ha recibido Su gracia y ha sido limpiado del pecado vive en paz, con el alma libre y el corazón aliviado. ¡Dichoso es el que ha sido alcanzado por el perdón divino!
7. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará.” (Salmos 55:22)
Dios no quiere que cargues solo con tus angustias. Ele te invita a entregar a Él tus preocupaciones, dolores y miedos. Él te sostendrá. Aunque tropieces, no te dejará caído. Su fidelidad es refugio seguro para los que confían en Él.
Conclusión
No importa cuán lejos hayas ido, nunca es tarde para volver a los brazos del Padre. Dios te ama, y en Cristo siempre hay una segunda oportunidad. Camina con Él, confía en su perdón y vive en libertad.
Haz clic aquí para seguir nuestro canal en Whatsapp
Haz clique aquí para leer mis ebooks!
Dios te bendiga.
